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Cesar Leo Marcus
Notas Periodísticas > Albert Einstein


Albert Einstein
 
 
Una biografía que todas las familias pueden leer y debatir, una vida llena de esfuerzo y éxitos, todos podemos tener un Einstein en casa, depende de los mayores escuchar, comprender e incentivar a nuestros hijos, sobrinos y nietos.
 
Albert Einstein nació en Ulm, Alemania, ciudad recostada a orillas del Danubio, el 14 de marzo de 1879, hace 133 años. Su padre tenía una pequeña fábrica de electromecánica, a su madre le gustó el arte ya los dos años nació su hermana menor. A Albert le resultó difícil el aprendizaje y le costó pronunciar palabras, por lo cual rumiaba sílabas en forma incesante. (Hoy entraría en alguna categoría de autismo). Su hermana contó una vez: "Albert procedió como si cada palabra tuviéramos que arrancársela de los labios, nuestros padres se desesperaban y parecía que nunca aprendería a hablar en forma correcta, cuando ya había cumplido los siete años aún repetía en voz baja, las pequeñas frases que los mayores nos enseñaban, era retraído y le gustaban los trabajos de carpintería”.
No le gustó la escuela, molesto por la presión que sobre él ejercían los docentes, era una época en que no se permitía preguntas al maestro ni hablar con los compañeros, no dio muestras de talento alguno, se negaba a estudiar de memoria y molestaba con su incesante curiosidad, habló para preguntar, preguntar y preguntar, uno de los profesores le dijo que estaba cansado de su curiosidad sin límites y prefería que no volviese a clase, Albert respondió: "Yo no tengo la culpa de que me manden aquí, señor, créame que si por mí fuera no vendría a perder el tiempo con usted".
A los doce años recibió el primer texto de geometría, era un libro para alumnos de un curso superior, pero él lo devoró maravillado, al cumplir quince años, en 1894, su familia acosada por dificultades económicas, se mudó a Italia, pero Albert debía quedarse en Alemania hasta terminar los estudios secundarios, aunque la decisión fue producto de discusiones hogareñas: mientras el padre opinaba que no valía la pena el sacrificio porque Albert no estaba dotado, su madre insistió hasta imponer su voluntad.
 
El Joven Rebelde
Al joven Einstein no le gustó la disciplina rigurosa (tipo cuartel), que regia en la enseñanza alemana. Vivió en una modesta pensión, donde se la pasaba leyendo, al fin abandonó la escuela secundaria y se marchó a unirse con su familia en Milán, donde su afligido padre quería que siguiese una carrera práctica, pero su madre confiaba en que llegaría a un profesor .
Los negocios de la familia empeoraron y debieron mudarse a Pavía, pero la rebeldía pudo con Albert y se lanzaron a la aventura de recorrer el país a pie, con un bolso al hombro; atravesó la Lombardía hasta Génova, luego fue a Pisa y por último a Florencia.
Regresó flaco pero contento, su padre intentó mostrarle la realidad, pero la respuesta de Albert fue contundente, estaba decidido a estudiar geometría y física, y nada lo cambiaría
Encontró comprensión en su tío Jacob, que se comprometió a pagarle 100 francos hasta el final de sus estudios.
Como su fortaleza eran las matemáticas y no tenía título alguno de enseñanza media, se presentó en la Escuela Politécnica de Zurich, contra sus expectativas, no sucedió el examen de ingreso que se exigía a quienes no habían terminado el secundario, y para cumplir con este trámite se radicó en la pequeña ciudad de Aarau, donde había laboratorios de física y química, museo de historia natural y una sala de mapas y fotografías, allí recién cambió la actitud hosca, y obtuvo el diploma que le permitía ingresar en la Escuela Politécnica, donde obtuvo su título en física.  
 
Su lugar en el mundo
En 1905, siendo empleado en la Oficina de Patentes de Berna, y un desconocido físico de apenas 26 años, publicó su teoría de la relatividad especial, realmente era un artículo de apenas treinta que sacudió los andamiajes de la ciencia, en ella dedujo la fórmula de la física más conocida a nivel popular: la equivalencia masa-energía, E=mc². Por entonces alquilaba un apartamento ubicado en el segundo piso de un edificio cercano a la estación de ferrocarril en Berna, sobre la Kramgasse 49, el mismo que ahora se ha convertido en museo y ya lo han visitado más de doscientas cincuenta mil personas.
En 1909 quedó vacante la cátedra de Física Teórica de la Universidad de Zurich y para cubrirla se presentaron tres candidatos, la ganó Albert Einstein, con treinta años de edad, y poco después le ofrecieron un sitio de honor en la Universidad de Praga.
Al principio se lo había acusado de joven rebelde, porque costaba aceptar sus audaces puntos de vista, recién en 1919 (luego de catorce años) la Royal Astronomical Society de Londres hace público en forma solemne y sobre la base de experimentos recientes, que la teoría de la relatividad del Doctor Albert Einstein es exacta. Al día siguiente el diario Times comunicó a sus lectores que la teoría de Isaac Newton acababa de ser reemplazada por una nueva de mayor solidez, y todos los periódicos de Europa y de América recogieron la noticia.
El nombre de Einstein desbordó los círculos universitarios y académicos y en 1921 (a los 42 años) recibió el premio Nobel de Física, y el mundo comenzó a interesarse no sólo en sus aportes científicos, sino también en su compromiso con los ideales de Paz y Justicia.
 
Mirando alrededor
Ahora invito a los mayores a mirar alrededor, cuantos jóvenes conocemos con las características de aquel rebelde Albert, cuantos jóvenes se frustran y terminan en droga o pandillas por no ser comprendidos, cuantos padres dicen que por trabajar doble turno no tienen tiempo para sus hijos, cuantos maestros se molestan por los jovenes preguntones.  
Como dicen en mi país: “Al que le quede el saco que se lo ponga”

Cesar Leo Marcus